En la actualidad existe una gran variedad de términos de moda relacionados con la tecnología que ya forman parte de nuestro léxico habitual, como por ejemplo, Cloud Computing, SOA, BPM, ERP, CRM, Virtualización, y otros tantos. Sin embargo, la mayoría de las veces no existe claridad sobre cómo todas estas tecnologías se relacionan una con la otra, qué implican y cómo pueden ayudar a generar valor en una organización. Adicionalmente, es un denominador común que el negocio encuentre muy complejo entender cómo estas inversiones (que claramente no son menores) pueden servirle para apalancar su plan de negocio y agregar valor a sus clientes.
Sumado a lo anterior, las áreas de TI en su gran mayoría todavía juegan un rol de soporte ya sea por decisión propia y/o por falta de visión corporativa. Y además cuentan con una amplia gama de sistemas y plataformas heterogéneas, que han ido evolucionando con el tiempo de forma errática sin una arquitectura definida, lo que redunda en ineficiencia operativa, mayores costos, e impide satisfacer las necesidades del negocio en tiempo y forma.
Bajo este escenario, para que TI pueda contribuir a la ventaja competitiva de una organización y optimizar sus operaciones, es necesario contar con un Plan Estratégico formal. El mismo debe permitir la implementación de iniciativas de un modo ordenado y eficiente, con una visión a corto, mediano y largo plazo.
Para iniciar un proceso de este tipo es importante conocer primero la dirección estratégica del negocio y las expectativas de crecimiento. Así mismo, es clave entender su cadena de valor y aquellos diferenciales que lo distinguen por sobre la competencia.
Luego habrá que traducir ese entendimiento de las necesidades del negocio en objetivos y requerimientos propios de TI, analizar las capacidades actuales y definir lo que llamaremos el modelo objetivo que nos permitirá alcanzar dichas metas. Para este análisis será crítico contar con una visión integral y holística, considerando dimensiones tales como:
- Arquitectura Empresarial, que considere servicios, aplicaciones, infraestructura y datos;
- Gestión & Gobierno, que son aquellos procesos y estructuras responsables de administrar la relación con el resto de las unidades de negocio, y la demanda de los clientes internos;
- Portafolio & Finanzas, que refiere a la priorización y gestión de las iniciativas del área, sus gastos e inversiones, y la alineación con los objetivos definidos;
- Organización & Abastecimiento, referido a la estructura organizacional, roles y perfiles que darán soporte a los procesos y servicios definidos, además de gestionar la relación con los proveedores.
Una vez realizado este análisis estaremos en condiciones de establecer la brecha entra la situación actual y objetivo (generalmente de 3 a 5 años vista), y delinear las iniciativas que nos ayudarán a cubrirla. También es importante remarcar que hay factores exógenos, como son las tendencias del mercado tecnológico, la industria y las regulaciones, que incidirán en las iniciativas y en cómo se puede cubrir dicha brecha.
Por último, basado en indicadores como valor, impacto, riesgo, costos, dependencias y recursos, se priorizan dichas iniciativas y se confecciona el Plan Estratégico de TI. Es conveniente resaltar que durante todo este proceso, tienen que existir hitos de validación por parte de los referentes de TI como del Negocio, para que dicho plan se convierta no solo en una guía y dirección para TI, sino también para el resto de la organización. También cabe destacar que este no es un esfuerzo de una única vez, sino que el plan debe ser continuamente gestionado y actualizado a través de procesos formales donde participen los mencionados referentes.
Un plan estratégico de TI puede reforzar la ejecución de la estrategia corporativa, ayudar a entender las necesidades, justificar la inversión y generar una ventaja competitiva. Pero además hay que considerar que el mundo tecnológico continuará avanzando y ofreciéndonos cada vez más herramientas y servicios, y habrá que estar preparado para poder discernir cómo estas tecnologías pueden agregar verdadero valor a la organización, y no convertirse en solo otra moda pasajera.