Inteligencia artificial y ciberseguridad: Un enfoque integral para un futuro seguro
Por Erick Barrios, Gerente de Ciberseguridad de SONDA Panamá
El aumento de la dependencia en la tecnología y la información digital ha traído consigo numerosos beneficios que han simplificado considerablemente los procesos para las personas. Sin embargo, esta dependencia también presenta importantes desafíos en cuanto a la seguridad de los usuarios. Por ello, en un mundo donde las necesidades cibernéticas están en constante evolución, la incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) en los servicios de ciberseguridad se vuelve una necesidad imperiosa.
Según el Foro Económico Mundial, en su Reporte Global de 2023, la inseguridad cibernética y la creciente vulnerabilidad a transgresiones en el ciberespacio representan uno de los “10 Riesgos Globales” a los que se enfrentará el mundo en los próximos dos años. Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de reforzar los mecanismos de ciberseguridad, aprovechando las oportunidades que ofrece la Inteligencia Artificial al integrarse con las tecnologías existentes.
En ese sentido, SONDA se ha anticipado a estos riesgos, reforzando su propuesta de valor e incorporando la IA como herramienta para potenciar la agilidad, eficiencia y protección de los mecanismos de lucha contra los ataques cibernéticos.
Actualmente, la Inteligencia Artificial se incorpora en sectores muy diversos, con gran potencial de desarrollo según las necesidades de las personas. El Internet de las Cosas (IoT) es el mercado que ha mostrado el crecimiento más rápido, gracias a la expansión de la digitalización y de tecnologías emergentes que permiten conectar elementos de la vida cotidiana a internet.
También se destaca la utilización de la IA en la salud, para la protección de datos sensibles de los pacientes; en las finanzas, para combatir el robo de identidad y los ataques a sistemas financieros; en los servicios públicos, para la custodia de secretos gubernamentales; y en el comercio, para proteger a los usuarios contra fraudes y la sustracción de datos de tarjetas de crédito.
Las múltiples ventajas que ofrece la incorporación de la Inteligencia Artificial en la ciberseguridad están transformando la manera en que nos protegemos frente a las amenazas, ofreciendo soluciones más avanzadas y efectivas. Elementos como una mejora en la precisión en la detección de amenazas, la automatización de procesos y la mejora en la experiencia del usuario representan grandes beneficios al momento de responder frente a las amenazas.
La optimización de la ciberseguridad al servicio de los usuarios a través de la IA será determinante en el mejoramiento de la calidad de vida, permitiendo detectar y responder a las amenazas en tiempo real y proporcionando confianza en los sistemas preventivos utilizados. Desde SONDA se brindan soluciones capaces de detectar amenazas y anomalías, realizar análisis de malware, gestionar autenticaciones e identidades, y proteger datos sensibles, entre otros.
Esta tendencia pone de manifiesto la necesidad de que empresas, organizaciones, entidades gubernamentales y personas asimilen la urgencia de robustecer los sistemas de defensa frente a los ataques cibernéticos y perfeccionen nuestras estrategias de manera integral para enfrentar los desafíos de un entorno digital dinámico y en constante evolución.
Hacia el futuro, se prevé que los costos globales de los delitos cibernéticos crecerán un 15% en el próximo año, alcanzando la asombrosa cifra de 10.5 billones de dólares anuales para 2025, en comparación con los 3 billones de dólares en 2015. Este aumento exponencial no solo refleja un incremento en el daño económico directo, sino también en los impactos secundarios como la pérdida de productividad, el robo de propiedad intelectual y el daño a la reputación empresarial. Con cada avance en la tecnología, la sofisticación de los ciberdelincuentes también evoluciona, subrayando la urgencia de fortalecer nuestras defensas digitales y adoptar medidas proactivas para mitigar estos riesgos. La amenaza es real y creciente; la acción debe ser igualmente decisiva.